Es muy importante afirmar que no son muy claros los recuerdos de mi infancia, pues poco a poco se fueron esfumando. Nací en la ciudad de Bogotá, el 30 de julio de 1987, en mi infancia estuve rodeado de mis hemanas mayores; Lina, Mónica y Cristina, y por supuesto con mis padres Freddy y Martha. Como todo niño, mi educación comenzó en casa, algo que recuerdo muy bien, es un viejo libro de escritura algo trajinado cuyo nombre era NACHO el cual ya había sido usado por algunas generaciones pasadas.
Recuerdo que mi madre pasaba un buen número de horas sentada a mi lado, ansiosa de que yo aprendiera primero a sujetar el lápiz de una forma correcta, luego a dar esos primero trazos abstractos, que con el tiempo iban adquiriendo ciertas formas las cuales eran básicas para ir subiendo el nivel, por así decirlo, en primer lugar recuerdo que fuí formando circulos, luego palitos, y una serie de ejercicios para colorear, rellenar, repisar, unir puntos, entre otros. Y con estas bases fue como empecé a conocer las letras del alfabeto, primero escribiendo las vocales una y otra vez, seguidas por las consonantes, y luego, esas interminables combinaciones de letras las cuales le daban un sentido a una palabra.
Tan exitoso fue ese entrenamiento con mi madre, que recibimos la noticia de que ingresaría al colegio, en ese momento recuerdo un sentimiento de incertidumbre, pue no sabia si sería algo positivo o negativo, pues por un lado conocería muchos niños de mi edad, y desarrollaria mis capacidades sociales, pero por otro lado no queria apartarme de mi madre y entregarme a las enseñanzas de una persona a la cual jamás habia visto.
Recuerdo que mi madre pasaba un buen número de horas sentada a mi lado, ansiosa de que yo aprendiera primero a sujetar el lápiz de una forma correcta, luego a dar esos primero trazos abstractos, que con el tiempo iban adquiriendo ciertas formas las cuales eran básicas para ir subiendo el nivel, por así decirlo, en primer lugar recuerdo que fuí formando circulos, luego palitos, y una serie de ejercicios para colorear, rellenar, repisar, unir puntos, entre otros. Y con estas bases fue como empecé a conocer las letras del alfabeto, primero escribiendo las vocales una y otra vez, seguidas por las consonantes, y luego, esas interminables combinaciones de letras las cuales le daban un sentido a una palabra.
Tan exitoso fue ese entrenamiento con mi madre, que recibimos la noticia de que ingresaría al colegio, en ese momento recuerdo un sentimiento de incertidumbre, pue no sabia si sería algo positivo o negativo, pues por un lado conocería muchos niños de mi edad, y desarrollaria mis capacidades sociales, pero por otro lado no queria apartarme de mi madre y entregarme a las enseñanzas de una persona a la cual jamás habia visto.
El primer día de clases fue desastrozo, recuerdo haber llorado durante toda la jornada, desde el momento en que mi madre me dejó en el colegio,hasta que regresó a recogerme horas más tarde.
Fue transcurriendo el tiempo en el colegio, y las expectativas eran muy buenas, había una buena recepcion de conocimientos y habilidades, y desarrollaba inmejorablemente mis relaciones con compañeros y profesores.
Fue transcurriendo el tiempo en el colegio, y las expectativas eran muy buenas, había una buena recepcion de conocimientos y habilidades, y desarrollaba inmejorablemente mis relaciones con compañeros y profesores.
Pero si hablamos sobre mi proceso como lector, no serian muy buenos los resultados, porque por más que busco, entre mis recuerdos no hay memoria de algun libro que haya leido por interes propio, pues considero que lo que he leido, no ha servido de nada, pues no han sido literatura como tal, sino mas bien los periodicos, las revistas, libros sin un contenido real, y los pocos libros que me mandaban a leer en el colegio recuerdo que era muy fácil encontrar los resúmenes de los libros en internet o en las librerías del centro de la ciudad. Pero no se comparan a los fantasticos viajes de los que considero me he perdido, pues ha sido extenso el tiempo que he desperdiciado haciendo cosas innecesarias y malgastando mis conocimientos y capacidades.
Ultimamente me he dado cuenta de algo muy importante, y es que la lectura te abre las verdaderas puertas del conocimiento, hay muchas cosas que aprender y estan al alcance de nuestras manos.
Es así como he leido el Diario del Che Guevara, El Evangelio Segun Jesucristo de Pedro Saramago (Q.E.P.D), Los desterrados de Alfredo Molano, Cuentos Cortos II de Julio Cortazar, uno de Vicente Verdú, algúnos libros en inglés como El Fantasma de Cantervil de Oscar Wilde, La Casa de Las Muñecas, La ladrona del Tren, entre otros, y aunque sé que son pocos, puedo asegurar que en un futuro cuando vuelva a leer este texto, va a estar seguido de libros y de libros que espero poder leer.
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